¿Es posible pensar en una modernidad no capitalista? Si es así, ¿Desde qué anclajes prácticos y simbólicos? ¿Qué concreciones histórico-sociales nos permitirían prefigurarla?

Nuestra hipótesis de trabajo es que efectivamente existe una contradicción inherente en la modernidad capitalista en la que perviven conflictivamente dos formas de reproducción de la vida social, una que privilegia el valor de cambio y otra que se estructura alrededor del valor de uso.

Es sólo a partir de las formas histórico- concretas en que esta contradicción se expresa, que se puede pensar en una modernidad no capitalista. Si bien la lógica del valor que se valoriza se impone sobre el valor de uso y la vida cualitativa, la primera no puede en realidad configurarse sin la segunda, ya que de ella se alimenta de una forma parasitaria. Es justo por ello que existe de manera latente, acompañando el proceso del valor de cambio, la persistencia, creación y recreación del valor de uso.

Es a partir de esta tensión que se construyen racionalidades diversas a la razón instrumental, que la contra-dicen, abriendo el espacio de otro «sentido común», sentido de «lo común».

Esta aporía de la modernidad capitalista se expresa en la totalidad de la articulación de lo social, en esferas como la estética, la política, las relaciones de género; por ello la reactualización de la crítica de la economía política no es en estricto sensu sólo una crítica de la «economía», sino de todo el horizonte práctico y de sentido de la vida social humana.